Estimadas familias:

En esta nuestra festividad de San José de Calasanz, desde vuestro Bachillerato, queremos acercarnos con las palabras a cada uno de vosotros.

Queremos compartir el carisma de nuestro fundador y celebrar con la reflexión y el reconocimiento todos aquellos valores que más de 131.000 alumnos respiran en cada uno de los 197 colegios Escolapios que hay en el mundo. Gracias por tanta confianza.

 

Llevamos ya dos cursos por delante en el que la situación sanitaria nos ha hecho repensarnos, adaptarnos y sobre todo cuidarnos. Por ello, más allá de las limitaciones físicas y de las precauciones a la hora de reunirnos, querríamos celebrar este día poniendo el foco en la tenacidad.

Calasanz nos enseñó a ser pacientes y esperanzados; alegres, pero silenciosos y humildes; obedientes para conseguir entre todos un bien común mayor y pobres para centrarnos en lo que verdaderamente importa, en compartir no solo lo que nos sobra, sino todo lo que tenemos y somos.

 

Así pues, todos debemos ser tenaces, cabezones o tercos como nos retratan los estereotipos. Seguir entregándonos a los demás en cada minuto del aula, en cada saludo de los pasillos o en cada mensaje por la plataforma. Seguir entregándonos a nuestros jóvenes del Bachillerato Escuelas Pías, Montal-Calasanz como José se entregó a los niños del Trastévere, en Roma. Debemos seguir acompañándolos en su crecimiento como brotes verdes y vigorosos que, hacia la luz de su futuro, han de ser guiados por sus familias y sus docentes. Que esa luz sea la luz de Jesús, que les haga ser capaces de transformar el mundo a mejor. ¡Guiémosles, entre todos!

 

Ser tenaces en ese empeño es también celebrar. Como lo es también compartir con vosotros el gusto por nuestro trabajo y la gratificación de las sonrisas y los logros de vuestras hijas y vuestros hijos.

 

¡Feliz vida calasancia, feliz vida escolapia!

 

La dirección.

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